Cerati no parece Cerati en esa foto: se lo ve como escupiendo una semilla, la mano curva bajo el mentón, los ojos turquesa -esos sí que lo delatan- clavados en la cámara de fotos. Tiene una camisa desprendida hasta el pecho, celeste y a cuadros, exageradamente grande, y a su costado dos niños y una mujer miran al lente entre despreocupados y desafiantes. Es una imagen más del álbum familiar de los Cerati, pero ayer se ha resignificado entre tantas otras porque fue la que eligió Lisa, su hija menor, para despedirlo en Facebook. “Juntos somos como un templo”, escribió al lado de la foto, en la que también aparecen -con gestos congelados desde hace más de una década- su hermano Benito y su mamá, Cecilia Amenábar.
Espacios de catarsis express y volátiles, las redes sociales fueron ayer, tras la triste confirmación de la muerte, el borrador en el que miles de fanáticos de todo el mundo ensayaron despedidas y homenajes para Cerati. Pero además fueron los medios en los que más rápido pudo conocerse las reacciones de su entorno íntimo. Como aquella otra foto que postearon Lisa y Benito, también en Facebook, en que se ve al músico sonriente y recortado por el más limpio de los cielos. “Vuela por el universo, alto cada vez más alto. Sin palabras. Amor eterno para vos. Poder decir adiós es crecer”, escribieron.
Después de los hijos, la atención de la opinión pública se concentró en las cuentas de otros dos grandes huérfanos del genio: sus compañeros de Soda Stereo, Charly Alberti y Zeta Bosio. Este último se desplomó en Twitter: “lamentablemente es cierto. El León dejó de luchar. Qué día triste. Gracias por lo que nos diste, genio único. Gracias por estar en mi vida, hasta siempre”. Alberti habló a través de una única foto que subió a Facebook, en la que se ve a ambos mirándose a través de sus instrumentos en uno de los últimos recitales de la banda.
Fugas y encuentros
Pulularon los saludos y reflexiones de artistas de varios países (ver aparte), pero algunas de las anécdotas más cálidas y emocionantes surgieron de cuentas desconocidas, propiedad de simples fanáticos. @ConstanzaBrieba, por ejemplo, recordó cierta vez que se fugó a Viña del Mar para ver a su ídolo. Y el periodista chileno Ernesto Espinoza (@simplifika) contó del momento en que se encontró de sopetón con el músico. “Tengo mi pequeña anécdota con Cerati. Nov ‘07, fin del concierto de Hot Chip en Baires. Me doy vuelta y esta él junto a amigos. Le di la mano. Eso fue después del último concierto de Soda en River. Hizo lo mismo que yo: terminó su tocata y se fue a ver a Hot Chip”.
Hubo más: seguidores que desempolvaron viejas entradas a recitales y subieron sus fotos, y otros que revelaron datos poco conocidos de la vida o la obra del artista. Fue el caso del periodista Santiago Cordera, que reeditó un artículo en el que recordaba la vez que, en un estadio en Puerto Montt, Chile, Soda Stereo no pudo ensayar por una falla técnica. “Entonces agarraron una pelota e improvisaron un partido con los asistentes técnicos”, señala el texto.
Como la música, las anécdotas reavivadas en conjunto sirvieron ayer para apaciguar la conmoción.